Ayer regresaba desde Barcelona a New York luego de una productiva semana de trabajo en la Universidad de las Islas Baleares. Volé desde Palma de Mallorca a Barcelona y luego tomé la conexión a New York. En esta ocasión mi compañero de vuelo era Alvaro y tenía 12 años, viajaba con su familia (sus padres y su tres hermanos) de vacaciones a Estados Unidos.
Estas no eran las primeras vacaciones de Alvaro, al contrario, él ya había viajado al menos a media docena de destinos en España, e internacionalmente a Tailandia, Costa Rica, un crucero en el mediterráneo, un crucero en el Báltico, Eurodisney y Marruecos.
Alvaro a sus doce años tenía más experiencia que muchas personas de mi generación en cuanto a viajes y turismo se refiere.
Esto es una muestra de que los consumidores están cambiando. Esta es una tendencia que se mantiene desde hace algún tiempo, los consumidores del futuro sabrán de lo que el negocio turístico trata, sobre calidad, hoteles culturas y destinos,
Pero sobre todo sabrán entender de una manera distinta el mundo, ser más tolerantes, y más ciudadanos universal. Estoy convencido de que el turismo es la mejor herramienta de la globalización y una de las mejores armas para el entendimiento mundial. Eso Alvaro ya lo había entendido.
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